
15 Sep Líderes confiables = ahorro de tiempo, dinero y energía
Escribimos para vos: compartimos notas, tendencias y reflexiones acerca del mundo de la comunicación interna.
El pasado domingo 11 de septiembre se cumplió un nuevo aniversario del atentado de 2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono, cuyas consecuencias a todos los niveles posibles todavía padecemos de un modo u otro.
Uno de ellos es el incremento creciente de los controles de seguridad en los aeropuertos de todo el mundo, con diversas características: más tiempo de supervisión por pasajero, más inversión en tecnología, un monto creciente de dinero para pagar los sueldos de cada vez más personas dedicadas a esas tareas de control y energía adicional para prestar atención a todos los eventuales peligros.
El premio Nobel de Economía, Douglass C. North, afirma certeramente que «la confianza acelera los costos de transacción», algo que queda ilustrado con claridad en el ejemplo anterior: la desconfianza hacia quienes viajan, todos ellos potenciales terroristas, incrementa de manera notoria tres costos de transacción: tiempo, dinero y energía.
Algo similar ocurre en las organizaciones cuando los líderes no son confiables.
Cómo surge en más de 50 diagnósticos de comunicación interna realizados por Motiva Comunicación, los líderes son elegidos como el principal canal de CI por los empleados y como la fuente de información en la cual más confían, de ahí que el liderazgo en comunicación interna posea un altísimo impacto organizacional.
En State of the Sector 2022, la mayor encuesta de comunicación interna en el mundo, mejorar la comunicación de los líderes se situó entre las tres principales prioridades del año (con un 31%), sorprendentemente por encima de las grandes prioridades tradicionales, como el aumento de la visibilidad del liderazgo y la mejora de los canales digitales.
Esto se debe a que las organizaciones comienzan a comprender que la falta de confianza en los líderes eleva los costos de transacción de la vinculación intersubjetiva, entre ellos que su comunicación interna no es creíble ni por tanto influyente, y podría seguirse con la poderosa idea de North, pero a la inversa: la desconfianza lo desacelera todo, lo enlentece, lo ralentiza e impide cualquier forma de sinergia para atentar decididamente contra la productividad y la eficacia.

Si la desconfianza lentifica, la confianza proporciona velocidad a todos los procesos, desde los organizacionales más abstractos y complejos, hasta los de las más estrechas relaciones interpersonales.
Afirma Daniel Goleman que «los grandes líderes son grandes narradores de historias», proporcionan a todos los colaboradores relatos que ofrecen significado, sentido y propósito acerca de lo que hacen, lo que equivale a decir que los grandes líderes son grandes comunicadores internos.
Así, y en consecuencia directa, si los líderes no son percibidos como confiables tampoco lo será la comunicación interna que realicen, no serán eficaces ni operativos, no llegarán a conseguir los objetivos que se proponen.
Esa confiabilidad solo se consigue cuando existe coherencia entre lo que los líderes son (su identidad), lo que dicen de sí mismos (su imagen) y cuanto los demás dicen que son (su reputación), determinado todo ello fundamentalmente por lo que hacen.

Los colaboradores que no reconocen el carácter confiable de sus líderes se ven obligados a invertir dosis adicionales de energía, a veces extraordinarias y no disponibles, para verificar si la comunicación interna del líder posee un sustento en la realidad, en la del líder mismo y en la de la organización a la que todos pertenecen.
Por el contrario, los líderes confiables nos ahorran tiempo, dinero y energía, facilitan el ‘flow’, tan asociado a la velocidad de los vínculos, con la organización y con los demás, y permiten que todo cuanto ocurre sean juegos de suma positiva y no la desgastadora sensación de que siempre estamos en riesgo, con incertidumbre y temor, por desconocer lo que realmente ocurre en nuestro mundo profesional.
Si esto es así, las organizaciones necesitan destinar recursos para lograr que sus líderes inspiren confianza, tiempo, dinero y energía, que solo en este caso serán una inversión y no un costo de transacción asociado a la lentitud, la ineficiencia y la improductividad.